Una Primavera para los Old Masters

Observando la tendencia del arte de los últimos meses invernales y con la llegada de la primavera, el mercado de los Old Masters hispánicos ha florecido con movimientos que han despertado el interés del público coleccionista.

Aunque nos centremos en los Maestros de Alta Época hispánicos, este factor ha sido evidente en todo el mercado europeo y americano, haciéndose eco en distintas revistas y publicaciones.

También hay que tener en cuenta los magníficos resultados de la feria de Tefaf Maastricht, donde la presencia de obras de arte medieval y renacentista ha sido muy celebrada por el alto nivel cualitativo y por su excepcionalidad, siendo muchas de ellas inéditas y, por lo tanto, toda una sorpresa para los amantes de arte.

¿Se estará haciendo evidente el pronóstico del retorno del gusto por los Old Masters como un elemento diferenciador entre los coleccionistas más jóvenes?

The Art Newspaper ya publicó su comentario acerca del resultado de Tefaf Maastricht, anunciando que el gusto más joven estaba observando variaciones a partir de la influencia de instituciones relacionadas con el mundo del diseño y la moda que buscaban diversificar sus colecciones, combinando las fórmulas propias del universo antiguo con aquél más vanguardista y contemporáneo.

¿Será por esto que la gran Saatchi Gallery está abriéndose camino hacia este mercado a partir de la creciente demanda?

Sea como fuere, si algo está claro es que hay un evidente interés por  estos maestros que ofrecen calidad, distinción y estabilidad a quien desea una vida rodeada de arte de primer nivel. Y esto se evidencia con las diferentes piezas de maestros hispánicos (catalanes, aragoneses y castellanos) que han salido al mercado nacional e internacional.

Foto Artcurial París.
Foto Artcurial París
Foto Artcurial París

Pere García de Benavarri en Artcurial, París.

La primera pieza a comentar es la que ofreció Artcurial Paris.

Se trata de una magnífica tabla de Pere García de Benavarri, en colaboración con los miembros de su taller.

Originario de Benavarri, localidad del condado de la Ribagorça Aragonesa, dicho pintor se formó durante la década de  los años 40 en el taller de Blasco de Grañén.

A lo largo de los años 1445 y 1485 estuvo activo en distintas localidades como Zaragoza, Benavarri, Barcelona, Lleida y Barbastro.

El alto nivel de demanda al que llegaron sus obras coincidieron con la presencia Dalmau de Mur, prelado impulsor de las artes mientras ocupó la silla arzobispal en Zaragoza y Tarragona.

Se conocen gran número de obras realizadas por dicho pintor, entre las que destacan la tabla central del retablo de Bellcaire d’Urgell (Noguera), con la representación de la Virgen con el Niño entronizados bajo dosel y rodeado de ángeles, dos de ellos músicos que tocan el laúd, mientras que los otros dos ofrecen bandejas de plata con uvas y peras a la Virgen.  La figura de la Virgen està colocada encima de la luna creciente, símbolo que remite a la Mujer descrita por san Juan en el Apocalipsis. El Niño, como símbolo apotropaico, lleva un colgante con un trozo de coral.

Esta obra, conservada en el Museu d’Art de Catalunya, presenta la cartela original con la firma del pintor : Pere Garcia de Benavarre ma pintat any [—].  La fecha, muy probablemente, fue borrada cuando entró en el circuito comercial y se intentó hacer pasar por una obra de origen italiano. Aún así, afortunadamente, según testigo de  J. Fiter i Inglés, quien en 1876 aún vio la pieza en la Iglesia parroquial de Bellcaire, la pudo transcribir como MCCCCL.

En el año 1455 se documenta su actividad en la ciudad de Barcelona, donde fue contratado por la mujer e hijo del pintor Bernat Martorell para que dirigiese su taller, llegando a realizar, un año mas tarde, el retablo de sant Quirze y Santa Julita, así como el de santa Clara y santa Catalina para la catedral de la misma ciudad.

Entre 1459 y 1470 se establece y trabaja en las ciudades  de Cervera, donde pintó el retablo de San Vicente Ferrer para el convento de los Dominicos, para pasar posteriormente a Lleida, donde de nuevo trabajó para la orden dominicana.

A los últimos años de su vida, se trasladó a Barbastro donde trabajó para la obra del retablo mayor de la Iglesia del convento franciscano.

De este autor se conservan obras en la Catedral de Barcelona, la Iglesia de Sant Joan de Lleida,  el Museu Nacional d’Art de Catalunya, el Isabella Stewart Gardner Museum de Boston, el Museum of Fine Arts de Cleveland, el Musée Goya de Castres, el Musée des Arts Décoratifs de París, el Museo Nacional del Prado y The National Gallery de Londres.

A todo el corpus conocido, se debe incluir la tabla con la escena de la Presentación de Jesús al Templo, que el pasado dia 22 de marzo de 2023 salió a la venta en la casa de subastas parisina.

De gran calidad y optimo estado de conservación, cabe destacar la fineza de ejecución de los rostros de san José y el Sacerdote, así como el grupo de feligreses que asisten a la ceremonia.

La importancia de la pieza se puede apreciar en el rico trabajo del picado del oro de las aureolas en relieve, así como el ribeteado del  vestido  y mantel de la Virgen y la túnica del sacerdote, sin dejar de mencionar la importancia de la representación del relicario del templo.

Sobre la riqueza de los tejidos señalar, también, los brocados que viste el sacerdote, así como el que cubre el ara de altar.

Aunque aparentemente la pieza esté ligeramente oscurecida por el barniz oxidado, la paleta cromática es, sin duda alguna, la utilizada por García de Benavarri, sobretodo si se presta atención a los brillantes y luminosos rosados y gris-azulados de los vestidos, y al verdoso de los sillares del muro del templo y las losas cerámicas del suelo.

Por las proporciones de la tabla (175cms de alto x 59 de ancho), estaríamos ante una escena lateral de un retablo destinado a ocupar un espacio de grandes dimensiones.

Jaume Huguet en Artencheres.

Una tabla de Jaume Huguet y colaboradores, estudiada por el Cabinet Eric Turquin de París, salió en la sala de subastas lionesa Artencheres.

Jaume Huguet, pintor nacido en Valls (Tarragona) hacia 1415, se estableció en Barcelona en  1448, cuando contaba con más de 30 años de edad.

En este momento Huguet se trasladó a Zaragoza, dónde pintó los retablos de Cervera de la Cañada, Alloza, y el Santo Sepulcro de la misma ciudad.

Ante la fuerza y novedad de su estilo artístico, numerosos pintores de ámbito local siguieron sus esquemas y difundieron su legado en territorio aragonés.

Durante su posterior estancia en Tarragona pintó las tablas procedentes del retablo de Vallmoll, actualmente conservadas en el Museu Diocesà de Tarragona.

La tabla que nos ocupa representa la escena de “El beso entre santa Ana y san Joaquín ante la puerta dorada”.  Pintada hacia 1465 – 1470, correspondería al mismo conjunto que la pieza que salió al mercado barcelonés en el año 2011, representando el Nacimiento de la Virgen, aunque se catalogó como Nacimiento de san Juan Bautista.

En esta cronología, Jaume Huguet fue elegido prohombre de la cofradía de sant Esteve de freneros y pintores de Barcelona y se encontraba pintado los conjuntos de sant Esteve de Granollers, de los santos Abdón y Senén procedentes de la iglesia de sant Pere de Terrassa, conservado en la iglesia de santa Maria de la misma población.

Por encargo de Francesc Joan de santa Coloma, firma el contrato para la pintura del retablo dedicado a santa Anna, san Bartomeu y Maria Magdalena destinado a la iglesia parroquial de sant Martí de Pertegàs de Sant Celoni, actualmente conservado en el Museu Nacional d’Art de Catalunya.

También se encontraba pintado los retablos de sant Bernardí y el ángel custodio de la capilla del gremio de los esparteros y vidrieros de la catedral de Barcelona que actualmente se encuentra en el museo de la catedral de Barcelona, así como el retablo de sant Agustí procedente del altar mayor de la iglesia del convento de san Agustí el Vell de Barcelona.

Aunque la pieza presenta ciertos retoques en distintas partes como las anatomías, los tejidos y el fondo arquitectónico, las características formales y estilísticas son las propias del pintor y su taller.

Además,  presenta el interés añadido de conservar buena parte de los trabajos de las cresterías que la enmarcan.

Foto Artencheres, Lion
Foto Artencheres, Lion

Juan de Borgoña, "el Joven" en Koller Auktionen.

La casa suiza Koller, ofreció una pieza atribuida a Juan de Borgoña “el Joven”, maestro activo entre las zonas de Cuenca y Toledo que trabajó bajo la estela e influencia de maestros del Norte de Europa y con una fuerte irradiación hacia sus contemporáneos, activos en el resto del territorio castellano.

Seguidor de Juan de Borgoña (pintor de la generación inmediatamente anterior a él), la cronología de su actividad se tiene que ubicar a partir del segundo cuarto del siglo XVI.

Y como se puede apreciar, los precedentes de su arte se encuentran en los distintos conjuntos encabezados por Juan de Borgoña entre 1508 y 1511, como los retablos de santa Catalina de la Iglesia del Salvador de Toledo y algunas tablas conservadas en el museo diocesano de Cuenca, llegando hasta sus seguidores presentes en el retablo de la Colegiata de Bolea (Huesca).

Esta obra presenta modelos que corresponden a unos planteamientos formales y estilísticos poco conocidos, propios de la escuela castellana en una cronología entre 1525 y 1530, y con escasos ejemplares en el mercado.
Koller Auctions Ltd., Zurich
No debemos pasar por alto la tabla atribuida a Juan de Sevilla con la escena de la Santa Cena que salió en Madrid.

Uno de los mejores ejemplares conservados de este pintor es el que se encuentra en la Fundación Lázaro Galdiano. Nos referimos al tríptico dedicado a la Virgen, que de forma extraordinaria está firmado con las siglas ·JOHNS· ·ISPALENSIS· 

La delicadeza de las formas y las figuras se hace evidente en la tabla central en la que la Virgen entronitzada sostiene con expresión dulce y cariñosa a su hijo en el regazo, quien a su vez gira la cabeza hacia su madre mientras que, con las manos, sostienen la filacteria con la inscripción ·Ego·suum·alpha·et·omega·

La escena està flanqueada por figuras de cuatro ángeles músicos que sujetan los instrumentos con los que musican los cantos a la Virgen y su hijo.

Las dos alas laterales están ocupados por los apóstoles Pedro y Pablo, pilares de la Iglesia.

Toda la composición muestra una paleta cromática rica con uso de pigmentos de gran calidad, donde los rosados, ocres y verdosos resultan ser los identificativos del maestro en sus mejores composiciones.

A partir de este ejemplar, el corpus de obra del autor está claramente identificado. Activo en la diócesis de Siguenza, entre 1400 y 1430, se le encargó el retablo de san Juan Bautista y santa Catalina, por parte de Gastón de la Cerda, IV Conde de Medinaceli, para la capilla de santa Catalina de la Catedral de Sigüenza.

De este mismo autor serían los conjuntos conservados en el Museo del Prado(tabla central con los Santos titulares, cuatro tablas laterales,) y predela, el Museo de Toledo en Ohio (retablo de san Andrés y san Antolín) o el Museo Cerralbo (Martirio de san Sebastián), el Hyacinthe Rigaud de Perpignan (Coronación de la Virgen).